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Empecemos por definir qué es Congruencia. La palabra Congruencia viene del latín congruentĭa, y es la coherencia o relación lógica. Se trata de una característica que se comprende a partir de un vínculo entre dos o más cosas. (Leer más sobre esta definición)

Fuente: http://twicsy.com/i/wHnWTc
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En mi mundo, la congruencia es la relación, por ejemplo, entre lo de pienso y siento,  entre lo que siento y hablo, entre lo que hablo y hago, o entre lo que hago y “creo ser”. Encontré esta magnífica definición en monografias.comLa congruencia es la armonía y el balance que existe entre nuestros pensamientos, acciones y emociones; donde nuestras acciones son un reflejo de nuestros pensamientos y emociones, con un elemento importante adicional de conciencia.

No es congruente decir que deseas vivir en paz cuando te la pasas juzgando a otros. No es congruente que tengas un refrigerador vacío pero no faltes a tu cita semanal en el salón de belleza.  No es congruente que hables de ética y valores cuando no desperdicias la oportunidad para desacreditar a tus colegas.  No es congruente tener deudas y quejarte, mientras sigues comprando cosas que no necesitas. No es congruente querer perder peso y sabotear todos tus esfuerzos por lograrlo. No es congruente que digas amar a tus hijos y nunca les dediques tiempo.  No es congruente que digas amar a Dios pero detestes a tu prójimo.  No es congruente que culpes a otros cuando no eres capaz de verte a tí mismo. No es congruente que exijas educación pero seas de los que no saludan, no dicen gracias ni por favor.  No es congruente querer un país próspero y justo cuando lo que hacemos es acaparar, manipular y especular.  No es congruente decir que harás algo y luego te escondas para no cumplirlo. No es congruente hablar de amor cuando no hay respeto ni dignidad. No es congruente decir que amas a otros cuando no te amas a tí mismo… No es congruente hablar de fe, cuando lo único que sabemos es dudar.

Notemos que las más grandes incongruencias son el producto de la falta de consistencia entre lo que decimos (o no decimos) y hacemos (o no hacemos).  Este no es artículo moralista, yo misma vivo con muchas incongruencias en mi vida.  Entre lo que pienso, digo que haré y no hago. Cada vez que me pongo a favor de otros y en contra mía, estoy siendo incongruente. Cada vez que me olvido que todos somos uno y discrimino y excluyo a otros, estoy siendo incongruente.  Cada vez que maltrato, miento, intimido y desprecio a alguien – incluyéndome a mí misma – estoy siendo incongruente con mi naturaleza divina.

El tema es muy amplio, no pretendo cambiar al mundo. Pero si pretendo transformarme yo, en un ser más congruente.

Los invito a ustedes a evaluar cómo están viviendo y a preguntarse: ¿Están viviendo a favor de todos menos de ustedes mismos? ¿Creyéndose las mentiras? ¿Aceptando las limitaciones que otros tienen sobre si mismos y quieren proyectar sobre ustedes? ¿Siendo incongruentes entre sus sueños y sus hábitos? ¿Saboteándose cada vez que están a punto de tener éxito? ¿Limitando su felicidad porque otros no quieren aprender que la felicidad es un trabajo personal? ¿Responsabilizándose por la (in)felicidad de otros? ¿Juzgando a los demás porque no piensan como ustedes? ¿Acomodados en el papel de víctima y resintiendo a todo aquel que tiene la valentía de creer en si mismo? ¿Pensando en pequeño, sintiendo miedo, diciendo “no puedo” y privando al mundo de su genialidad, grandeza y generosidad de espíritu? ¿Perdonando a todos menos a ustedes mismos? ¿Apuntándole a otros cuando el problema está en ustedes? …. Otra lista interminable.

Mi propuesta: Seamos congruentes. Empecemos por nuestra autoestima. Cuando aprendamos que “Amar al prójimo como a mi mismo” impone un estándar muy alto, pero sencillo que dice:  ÁMATE, CUÍDATE, RESPÉTATE, CONÓCETE, HÓNRATE… Entonces podremos ser (amar) de igual forma con los demás. Entonces podremos ser más auténticos. Entonces, quienes somos y lo que creemos ser, se van pareciendo más.  Entonces conoceremos la verdad, y la verdad nos liberará de la ilusión de estar separados, del concepto de “ellos contra nosotros”. Entonces sabremos que somos UNO.  Entonces no tendremos nada que temer ni que defender. Entonces habrá más congruencia.

Los dejo con dos párrafos que me encantaron de monografias.com sobre Congruencia: 

Soy responsable de mis acciones, emociones y pensamientos y, por lo tanto, me responsabilizo de las consecuencias de estos tres elementos. Soy responsable de cómo manejo a otros individuos y no puedo alegar que alguien me hizo comportarme así. La práctica de la congruencia implica la disposición de hacerme responsable de los valores por medio de los cuales conduzco mi vida. Por tanto pienso por mí mismo y actúo basado en el juicio propio. Aprendo de otros, pero no atribuyo a otros la autoridad de mi propia conciencia.

Así como necesito saber de qué debo ser responsable, también necesito saber de que no soy responsable. Necesito saber mis limitaciones que son parte de mi identidad. Soy responsable de mis pensamientos, emociones y acciones, pero de nada más. Puedo influenciar, pero no puedo controlar la mente de otros. No puedo determinar lo que otros piensen, sientan o hagan. Si me hago responsable de cosas que están más allá de mi control, pondré a mi autoestima en peligro, ya que inevitablemente fallaré mis propias expectativas. Así como aprendemos que no tenemos control sobre otros y sus vidas, tenemos que entender que el control sobre nuestros pensamientos, acciones y sentimientos no es ilimitado. 

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