Entonces pensé “este que se trata de vivir siempre en el presente, por ejemplo, no lo vivo al 100%… tampoco el de actuar siempre con amor, porque a veces me enojo (y mucho)… o este, el de creer siempre en la humanidad, para que mentir, a veces hay gente a la que le pierdo la fe…”.
¿Eso significa que si no tengo las características el 100% del tiempo, no soy un buen líder?
Personalmente, creo que donde no hay amplitud para la imperfección humana, no hay espacio para el crecimiento. No la podemos exigir, ni la podemos garantizar.
Un buen líder para mi, es alguien que efectivamente hace su mejor esfuerzo por vivir estas características— y que aunque caiga eventualmente, siempre se levanta. El tema no es ser un líder perfecto, es atreverse a asumir el rol a pesar de nuestras imperfecciones. Y en el proceso dejarnos pulir, formar y fortalecer.
A esta lista yo le agregaría varias otras destrezas importantes:
Lo que si puedo aseverar es que cualquier persona que busque con tenacidad a su líder interno lo encontrará. No hay verdadero liderazgo de equipos sin liderazgo personal.
Hay líderes cuyo potencial está en encontrar a su tribu. ¿Tú, ya encontraste a la tuya?
Las experiencias hacen a las personas. No se trata de lo que te pasa, sino lo que haces con ello. Creo que no hay tal cosa como prueba y error. Si aprendes la lección y agradeces por ello, un “error” es un regalo.
Esa es la riqueza que cada uno de nosotros trae a la mesa. Como Creadores de Cambio, estamos llamados a usar nuestra experiencia para compartir con otros el aprendizaje durante el camino recorrido.
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El tema no es ser un líder perfecto, es atreverse a asumir el rol a pesar de nuestras imperfecciones.
Mariela Quintero Tweet