¿Qué es un buen día?

Esto es lo que significa (al menos hoy) para mí desearle a alguien "un buen día".
No es simplemente un día en el que todo te salga bien, pero si, un día en el que cada reto encuentre un lugar en tu tanque de entusiasmo, para recordarte que tienes todo lo necesario para hacer (o no hacer) ante lo que la vida te ponga enfrente.
Es una secuencia de momentos ordinarios en los que dejas que la alegría te alcance, y como a una mariposa… sin pretender capturarla, solo gozar de su presencia y sus colores.
Un buen día tiene un balance saludable entre las cosas cotidianas que sostienen el funcionamiento de cosas a las que estamos tan acostumbrados como que caiga agua en la ducha para que puedas bañarte, o que al abrir la refri encuentres algo que te despierte el gusto por romper el ayuno — y también tiene cosas que te sacan del presente, idealmente para llevarte a un lugar donde te cuestionas qué estás haciendo con tu tiempo, con tu energía, cosas para las que incluso no tienes respuestas… y te ponen a pensar. Llámalos retos, u ocasiones para crecer. Un buen día te nutre y te crea músculo emocional para los días difíciles.
Lo cierto es que un buen día tiene dulce y salado, frío y caliente, lento y rápido. Un buen día es aquel en el que no te traicionas, sino te confirmas el compromiso contigo misma de vivir de la manera más consciente que puedas, recordando que hay mucho por agradecer.
Un buen día es aquel en el que lograste poner límites sin culpa, diciendo si y no tomándote a ti misma en cuenta primero. Es el tipo de día en el que recuerdas que vales porque existes, sin necesidad de probarle nada a nadie… ni a ti misma. Es el tipo de día en el que usas tu poder incluso para no hacer nada, sabiendo que estás en el lugar correcto para dar el próximo paso, a tu tiempo y en tus términos.
Si, un buen día puede tratarse de tener éxito (lo que sea eso para cada quien). Pero no quiero ponerle esa carga a cada día para considerarlo bueno. Quiero que al irme a dormir pueda decir que di tanto como recibí, que mis deudas están saldadas y que mi alma se siente liviana.
Que no se acaben las preguntas y que tengas paz con no saber qué sucederá mañana, pero si certeza de que la vida está a tu favor. Poder cerrar los ojos y saberte dueño de las elecciones que hagas. Un buen día está hecho de aquello a lo que le pongas atención.
Así que te deseo un buen día. En equilibrio, con luz y sombra. Un día en el que no necesites huir del ruido, sino escuchar tu música interna.
“La alegría nos llega en momentos ordinarios. Corremos el riesgo de perdérnoslo cuando estamos demasiado ocupados persiguiendo lo extraordinario”.
—Brené Brown